Mientras en el Senado de la República Mexicana se discuten los temas que definirán el futuro de nuestra Patria, las calles de algunas ciudades del país están repletas de manifestantes que a menudo provocan el descontento de algunos ciudadanos, especialmente en materia de movilidad, dado que las marchas de los mismos han llegado a ocasionar la obstrucción de algunas arterias viales importantes en las últimas semanas.
Sin embargo, mientras un grupo de personas mantienen su rutina diaria y buscan evitar las movilizaciones de la ciudad, un grupo de manifestantes se levanta en contra de lo que ni los medios ni el gobierno tienen a bien explicarnos con claridad. La pregunta es entonces ¿Por qué existe tanta insatisfacción en torno a las modificaciones a la ley, recientemente aprobadas?.
La respuesta está en dos principales reformas a nuestras leyes y que han tenido lugar en los últimos meses y de forma precipitada, ya que dejan poco o nulo margen de debate en los distintos sectores de nuestra sociedad y generan inconformidad en quienes se ven afectados de manera directa.
Una de ellas es la Reforma Educativa, y con la misma relevancia la Reforma Energética.
En la Educativa, su impacto se refleja primero en el desconcierto de los cientos de maestros que han salido a manifestarse a las calles y que hoy piden una revisión de la misma. En su oportunidad, Movimiento Ciudadano llamó al diálogo nacional y no a la represión en el tema, pues dicha reforma es producto de un acuerdo entre el Gobierno Federal y el Pacto por México que, al no haber convocado al diálogo, genera violencia en nuestras calles.
Además, las últimas reformas a leyes educativas secundarias se llevaron a cabo sin el debido tiempo y espacio de consideración y análisis por lo que nuestros diputados y los de otros partidos de izquierda, se opusieron a votar de manera apresurada leyes que afectan evidente y directamente a los maestros.
La segunda y no menos importante, toca el tema de los combustibles fósiles y del manejo de su materia prima, el petróleo. Como ciudadanos, tenemos la obligación de preguntarnos ¿Por qué la generación de esta reforma nos afecta de manera directa?.
Lo cierto es que esta modificación a nuestra Constitución, propone la exploración y extracción de hidrocarburos no sólo por parte de PEMEX, sino de terceros que comprenden compañías privadas. Para lograrlo, la Reforma Energética busca la modificación de los Artículos 27 y 28 Constitucionales, que desde la expropiación petrolera en 1940 y, hasta la fecha, han defendido a los mexicanos contra la generación de contratos con empresas extranjeras que puedan explotar dicho recurso energético, y cuya modificación hoy afecta a todos los mexicanos.
Así pues, es claro que seguir adelante con ésta reforma que integra “Contratos de utilidad compartida”, es decir, permitir a empresas extranjeras lucrar con el recurso nacional y sacar a PEMEX de la jugada en materia de explotación de nuevos yacimientos, con el pretexto de que carece de recursos para tal tarea, es un riesgo que no debemos correr.
Por lo anterior, Movimiento Ciudadano ha propuesto que se modifique el régimen fiscal de Pemex para que tenga autonomía presupuestal y de gestión, para que deje de fungir como la caja chica del Gobierno; que se fortalezca la Secretaría de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos; que PEMEX disponga de sus propios recursos y destine los excedentes a inversiones productivas, así como invertir más en investigación y desarrollo para incrementar la reserva petrolera probada.
Paralelamente, impulsar el desarrollo de tecnologías que promuevan el uso de energías renovables, para reducir poco a poco la dependencia de hidrocarburos.
Por ahora, nuestra responsabilidad como ciudadanos es mantenernos siempre informados, para conocer el impacto que las modificaciones ejercidas a la Constitución, tienen en nuestra vida cotidiana.