Medio: MILENIO
Autor:
Los habitantes de la Ciudad de México generan 15 mil 600 toneladas de basura cada 24 horas, un volumen suficiente para llenar el estadio Azteca cada 15 días.
En promedio, cada uno de los 9 millones de capitalinos genera 1.6 kilogramos de desperdicios cada día. Sin embargo, en esta estadística deben incluirse las personas de otros estados que trabajan, estudian o visitan el DF y contribuyen en la generación de basura, lo que eleva la cifra a casi 20 millones de ciudadanos.
Esta cantidad ingente de personas en una pequeña porción de territorio hace que el reto de recolección y procesamiento sea cada día mayor.
Para llevar a cabo esta tarea trabajan miles de personas, entre operadores, peones y voluntarios. Su trabajo consiste en salir a las calles en carritos o a bordo de vehículos recolectores.
Sin embargo, aquí comienza el primer problema, pues 80 por ciento del parque vehicular es obsoleto, según Hugo Alonso, dirigente de la Sección 1 de Limpia del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del DF.
El líder asegura que los frenos de esos camiones no funcionan de forma adecuada, tienen las llantas gastadas y las luces no sirven.
Más aún, añade que 75 por ciento de esos vehículos funcionan desde hace más de 40 años, mientras los camiones que transportan basura orgánica tiran por la calle líquidos y otras sustancias de desecho.
Alonso recuerda que en 2000 se compraron 520 camiones, pero su vida útil terminó este año. Se trata de vehículos híbridos que usan gas natural y diésel, pero urge darles mantenimiento para que no se conviertan en un riesgo en las calles.
El segundo reto es la recolección y procesamiento de la basura. En este punto resalta que el personal de limpia sea mayor a 58 años, lo que ha generado que más 10 mil voluntarios trepen a los camiones y participen en esta labor.
Son jóvenes que no tienen sueldo, cuya prioridad no es el servicio, sino las propinas y lo que resulta de venta de materiales para reciclaje.
DESECHOS POR HABITANTE
Hace 500 años mil hombres recogían a mano la basura en las calles de la Ciudad de México. Hoy se ha conformado un ejército de 14 mil personas, porque el crecimiento poblacional implica más basura.
En 1950 cada habitante producía 370 gramos de desechos sólidos, volumen que se incrementó hoy a 1.6 kilogramos, según la Secretaría de Obras y Servicios Urbanos del DF.
En 1987 se generaban 11 mil toneladas de basura todos los días, pero hoy el volumen es de 15 mil 600 toneladas, suficiente basura para llenar el estadio Azteca cada 15 días.
No solo eso. Ahora los desechos son diferentes y son frecuentes botellas no retornables, televisores, computadoras, microondas y demás basura electrónica, además de pañanes, de los cuales los capitalinos tiran 700 toneladas todos los días.
¿CÓMO SE RECOGE LA BASURA?
La recolección de la basura corresponde al Gobierno del DF y a las 16 delegaciones. La llevan a cabo 14 mil personas, que usan 2 mil 300 camiones y cerca de 2 mil carritos.
Para procesar esa mole de desperdicios las autoridades capitalinas tienen a su disposición 13 Centros de Transferencia, es decir, uno por delegación, excepto en Tláhuac, Magdalena Contreras y Cuajimalpa.
Hasta ahí llegan los camiones recolectores. La basura se descarga en tractocamiones y se lleva luego a tres plantas de selección o cuatro tiraderos que renta el gobierno del DF.
Las autoridades consideran que esta forma de procesamiento es la más adecuada, pero algunos especialistas cuestionan ese argumento.
Julio Aldana Prieto, de Comunicaciones Cibernéticas SA de CV, la considera “absurda”, porque los camiones hacen largas filas y tardan horas en entregar sus cargas, además de que generan contaminación.
EL NEGOCIO DE LA BASURA
Hay dos plantas de selección en Gustavo A. Madero y una en Santa Catarina. Ahí los desechos se convierte en dinero y existen tres organizaciones que los pelean:
El Frente Único de Pepenadores, liderado por Pablo Téllez; la Unión de Pepenadores del DF Rafael Gutiérrez Moreno AC, de Guillermina de la Torre, y la Asociación de Selectores de los Desechos Sólidos de la Metrópoli, de Luis Rojas.
Según la Secretaría de Obras y Servicios Urbanos del DF, existen hasta 20 materiales reciclables que esos tres gremios comercializan con otras empresas. El resto va a dar a los tiraderos, mientras que la basura orgánica se traslada a la planta de composta del Bordo Poniente.
De forma paralela, en las calles de la Ciudad de México hay 188 islas de reciclaje, separación y clasificación de la basura. Cada una recibe hasta 750 kilogramos al día, de los cuales 50 por ciento es orgánica, 30 por ciento inorgánica y 20 por ciento de tipo sanitario.
Según un documento de la dependencia capitalina, dado a conocer en octubre pasado en la reunión Smart City, celebrada en Bogotá, Colombia, el Gobierno del DF recoge todos los días 4 mil toneladas de residuos orgánicos y 7 mil 500 de inorgánicos; sin embargo, 30 por ciento se queda en calles, terrenos baldíos y barrancas.
PRIVATIZACIÓN DEL SERVICIO
En el Perímetro A del Centro Histórico los camiones recolectores oficiales se ven pocas veces. Ahí opera un servicio de limpia privado de la empresa Jofran Mantenimiento y Limpieza Integral de Calidad.
Esa firma recolecta a diario 360 metros cúbicos de basura y por ello recibe 210 mil pesos. Para especialistas en el tema de la basura, no hay duda de que la privatización del servicio está más cerca que nunca.
El pasado 28 de marzo fue publicado en la Gaceta Oficial del DF un acuerdo mediante el cual se delega al titular de la Secretaría de Obras y Servicios Urbanos “la facultad de emitir declaratorias de necesidad para concesionar el manejo, tratamiento y disposición final” de los residuos sólidos.
Héctor Castillo Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, afirma que la privatización del servicio podrá hacerse en diferentes colonias y zonas de la ciudad.
Señala que es algo que ya se da en algunas zonas del Valle de México, como Naucalpan, Huixquilican o el sur del DF, donde los ciudadanos pagan cada mes para que una empresa privada recolecte su basura. Esta labor la hacen cada dos o tres días.
El Gobierno del DF reformó su normatividad para abrir el servicio a las concesiones. Lo hace porque la posibilidad de no garantizarlo es real.
Al final algo queda claro: el procesamiento de la basura rebasa la capacidad de la autoridad local.