Ello se desprende del informe “¿Cómo la vida?”, presentado este día por la OCDE en Guadalajara, Jalisco, donde se afirma que “en comparación con los niños de otros países de la OCDE, los menores mexicanos padecen, en promedio, condiciones materiales de vida bajas, con una tasa de pobreza de ingresos de 25.8%”.
Esa tasa es la segunda más alta de las economías que integran el organismo internacional, sólo después de Israel, que casi llega a 30%; mientras que en tercer lugar se encuentra España, con una tasa superior a 20%. El promedio de pobreza infantil de la OCDE se ubica en 14%, el cual incrementó después de la crisis económica del 2009.
“La pobreza por ingresos afecta a uno de cada siete niños de la OCDE y el 10% vive en hogares con todos sus miembros desempleados. Desde el inicio de la crisis económica, la tasa de pobreza infantil ha aumentado en dos tercios en los países de la OCDE y supera a la de la población general en la mayoría de los países”, señala el estudio.
Según el organismo, los niños de familias más desfavorecidas afirman tener menos compañeros de clase que se portan bien con ellos y que les ayudan, y es más probable que sufran bullying en la escuela.
De hecho, el documento señala que las cifras de satisfacción con la propia vida, de habilidades de lectura y resolución de problemas, de comunicación con sus padres y su intención de votar en las elecciones nacionales cuando sean grandes son menos positivas cuando se trata de niños de entornos menos favorecidos. La creciente desigualdad entre los padres termina minando las oportunidades de sus hijos.
Y México no es la excepción.
Además de ocupar uno de los primeros lugares en bullying a escala mundial, en nuestro país la tasa de homicidio infantil ocupa una de las más altas. No sólo eso, también registra competencias de lectura bajas entre los jóvenes de 15 años, ya que 15.5% de los mexicanos de 15 a 19 años no trabaja ni estudia ni está en formación.
La situación es grave al grado de que el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, advirtió que “las políticas fallarán en construir una mejor sociedad si no toman en cuenta las necesidades de todos sus miembros, particularmente las de los muy jóvenes. La lucha contra la inequidad comienza al asegurar que todo mundo disfrute de oportunidades que les permitan desarrollarse en la vida, especialmente a una edad temprana”.
Desigualdad al alza
El informe también puso al desnudo que las desigualdades regionales en ingreso y empleo son mayores en México que las observadas en otros países de la OCDE.
De hecho, el ingreso familiar disponible neto ajustado es casi tres veces más alto en el Distrito Federal que en Chiapas. En tanto que 5.4% de los capitalinos tiene un ingreso inferior a la mitad del ingreso medio del país, en Chiapas el porcentaje es de 48.9%. Por su parte, las tasas de desempleo fluctúan entre 1.5% en Guerrero y 6.8% en la Ciudad de México.
En relación con el logro educativo, en el Distrito Federal 57.6% de la fuerza laboral tiene por lo menos educación secundaria, en tanto que en Chiapas el porcentaje es de sólo 26.9%.
De igual forma, México registra una elevada variación regional en la calidad del aire, con mala calidad en sus grandes ciudades.
En tanto, el porcentaje de familias con conexión de banda ancha fluctúa entre 55.1% en Nuevo León y sólo 9.5% en Chiapas.
El estudio “¿Cómo va la vida?” es la base del Índice para una Vida Mejor, que representa una aplicación en línea interactiva que invita a los usuarios a comparar el bienestar entre los países de la OCDE y otras naciones.
Para los usuarios mexicanos del Índice para una Vida Mejor, los tres temas más importantes son educación, salud, satisfacción ante la vida y la seguridad. Mientras que los menos relevantes serían compromiso cívico, comunidad y medio ambiente