Por Sofía Itzell Chávez Ramírez
Sufrir una violación arroja a las víctimas a un mundo distinto del que habían vivido antes de la agresión. La percepción del día del día se altera y todo parece derrumbarse. Solamente quienes han sufrido de un ataque pueden comprender el asco, dolor, sentimiento de culpa y mar de emociones en las que parece ahogarse el espíritu.
Resulta increíble pensar que después de ser agredida por un familiar, asaltante o pareja, también haya que enfrentarse a la negligencia del propio sistema de justicia cuyos procesos legales largos y falta de empatía por parte de policías y médicos provocan que los afectados no se deseen denunciar o pedir ayuda.
Las víctimas muchas veces no desean denunciar o pedir ayuda, ni tampoco saben a quién acudir, como lidiar con las consecuencias emocionales, ni qué hacer para romper el silencio.
Si las agresiones sexuales ocurren sin distinción de nivel socioeconómico, académico, género o edad; el apoyo a las víctimas e impartición de justicia debería garantizar un trato justo con sensibilidad y tacto, desafortunadamente esto no ocurre debido a que la sociedad en general no está prepara para lidiar con estos problemas. Las autoridades no ven víctimas, sino una cifra más en las estadísticas del crimen.
Para atender estas deficiencias de las autoridades existen organizaciones como la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas A.C. (ADIVAC) que dedican sus días a proporcionar ayuda profesional e integral a las víctimas, desde atención psicológica y médica, hasta apoyo jurídico para personas que han sufrido algún tipo de agresión sexual
Asimismo, ADIVAC organiza campañas de prevención y concientización, para dejar de victimizar y comenzar a ayudar realmente a las personas agredidas.
Fui violada el jueves 29 de enero del 2014. Fui abusada por dos hombres. Cada minuto hay mujeres violadas en todo el mundo y para ninguna existe la justicia. Fui violada por dos hombres dentro de una cultura en la que la mujer parece ser nadie.
Los doctores que me han tratado no saben tratar a mujeres agredidas, tengo miedo de denunciar porque no quiero más maltratos. No deseo ser victimizada por médicos ni enfermeras, por policías ni leyes. He revivido cada minuto de la agresión gracias a esta cultura que no sabe tratar a personas violadas.
Fui violada, no es mi culpa y nadie merece serlo. Me siento sucia, no quiero que nadie me toque y no quiero verme al espejo. Soy Sofía, soy mujer y no quiero más violaciones.