Réplica de Medios
La Jornada Guerrero
13 de abril 2016
Desde la dirigencia de Movimiento Ciudadano en la Ciudad de México celebramos la iniciativa presentada recientemente por el comisionado para la Reforma Política del Distrito Federal, Porfirio Muñoz Ledo, quien propone reducir la edad para votar en la metrópoli, con el objetivo de incentivar la participación ciudadana entre los jóvenes, siempre y cuando la misma no colisione con lo establecido en los estatutos.
Vemos con simpatía esta propuesta, a reserva de hacer los estudios correspondientes con doctores en derecho constitucional, que nos indiquen si esta propuesta no violenta lo ordenado en el artículo constitucional en que se establece la edad necesaria para ser considerado ciudadano.
Entre los derechos y obligaciones que tenemos los mexicanos, citados en el artículo 34 constitucional, se encuentran los fundamentos jurídicos, políticos y sociales en los que se establece la posibilidad que tiene un individuo de ser acusado penalmente por delitos, y los castigos que le corresponden ante la justicia.
Nos referimos a jóvenes señalados como sujetos activos de delitos federales y que no son parte de la vida democrática de nuestro país, debido a que la actual Constitución no los considera ciudadanos porque no cumplen la edad mínima legal requerida, por lo que automáticamente se les ha negado gozar de las garantías constitucionales y una activa participación política.
Los lineamientos señalan que aquellos individuos de entre los 14 y hasta los 18 años que cometan un delito de orden federal deberán ser juzgados y, dependiendo del caso, resultarán imputables.
Es por eso que desde los documentos y estatutos que nos rigen, siempre se ha visto la intención de reducir la edad a los 16 años; sin embargo, habría que ver a nivel constitucional cuál es el mecanismo para modificar esta propuesta y que no se contrapongan la Constitución de la Ciudad de México y la federal.
No hay una gran diferencia entre los 18 y los 16. Nadie dice que a los 18 años tengas perfectamente la capacidad para decidir respecto a qué tipo de gobierno quieres, y a los 17 años y 11 meses, no.
En Movimiento Ciudadano estaremos atentos a desarrollar un esquema de participación entre los jóvenes para conocer su opinión, porque se está hablando de dar voz a poco más de 5 millones de votantes nuevos.
Entre las principales razones para reducir la edad para votar figuran, en primer lugar, razones de participación democrática. La juventud de hoy en día tiene mayor y mejor conocimiento de la sociedad y está mucho mejor informada que las generaciones anteriores. Es un mito que los jóvenes son más propensos a ser influidos por la propaganda política o por las opiniones de sus padres. La participación en un proceso democrático es muy importante, y el voto es su elemento principal, especialmente cuando hablamos de reconocer los puntos de vista de la juventud.
Actualmente la juventud de 16 a 17 años es el grupo de edad más reacio a participar en debates políticos y a afiliarse a partidos políticos. La motivación para participar activamente en los procesos de decisiones es mucho más baja cuando no se tiene la posibilidad de influir realmente en los mismos. Rebajar la edad del voto a los 16 años propiciaría una mayor participación de los jóvenes en la vida democrática.
Por otro lado, forzaría a los partidos a desarrollar sustanciales y mejores políticas de juventud.
Otro de los motivos son los cambios demográficos. La composición del electorado ha ido cambiando con los años y seguirá haciéndolo en el futuro. La esperanza de vida está creciendo, y la proporción de jóvenes en la sociedad se está reduciendo. Por ello, la propuesta de reducir la edad para votar propiciará un mayor equilibrio electoral entre los más jóvenes y los más mayores.
Finalmente, para cristalizar esta propuesta habría que considerar la coherencia entre los derechos civiles y las responsabilidades, pues un joven con 16 años tiene reconocidas diversas responsabilidades y derechos asociados a las mismas: puede trabajar, emanciparse, casarse, ser responsable penalmente, conducir, tener relaciones sexuales, etcétera. Sin embargo, carece de la posibilidad de decidir sobre las políticas que le afectan.