BOLETÍN INFORMATIVO
19 de mayo de 2014
El Polyforum Cultural Siqueiros, ubicado en la avenida Insurgentes Sur esquina con la calle Filadelfia, colonia Nápoles, Delegación Benito Juárez en la ciudad de México; es el motivo para volcar a los ciudadanos del país y algunos ciudadanos extranjeros, en pro de defender la conservación del inmueble y el bien que genera a la identidad de los mexicanos.
Ser mexicano no sólo el resultado de nacer y mantenerse en pie en un perímetro territorial; se es mexicano en oposición al producto cultural generado por las sociedades de otras naciones. Quizá no se perciba, pero la cultura, en todas sus manifestaciones, generan la identidad de la nación; la creación cultural de la institución oficial (CONACULTA), y los creadores independientes, hacen en conjunto el sentido de ser mexicano frente a lo que se crea en otros países.
Este argumento es una razón suficiente para mantener en pie y en el lugar donde se encuentra el Polyforum Cultural Siqueiros. Este inmueble es quizá la muestra de que la Cultura, cuando se tiene la intención y la voluntad para instaurar un espacio de difusión no tiene de facto una posición ventajosa ni prejuiciosa respecto al creador, su producto intelectual, ni la causa militante; como tampoco se prejuzga la mano quien subvenciona el sostenimiento de un proyecto que ha de beneficiar a la sociedad contemporánea y futura.
El proyecto conjunto de un empresario acaudalado y un artista plástico de mentalidad comunista -impulsivo y comprometido con la lucha obrera- llamaron a establecer la libertad, el bienestar y la justicia sobre la tierra a través del arte en un espacio físico. La construcción del Polyforum inicia en 1966 y se inaugura en diciembre de 1971, encabezando la ceremonia el presidente de México Luis Echeverría, el sensible y visionario Don Manuel Suárez, el arquitecto Rossell de la Lama, el controvertido David Alfaro Siqueiros y el exquisito cronista Salvador Novo.
David Alfaro [circa 1896/1898-1974] ha sido militante del Partido Comunista Mexicano, fundó el periódico “El Machete” -publicación oficial del Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escritores, al lado de Rivera, Orozco, y Guerrero.-, encarcelado durante su vida en seis ocasiones, voluntario en la Guerra Civil Española, exiliado en Chile debido a un atentado contra León Trotsky en la ciudad de México, estuvo en Egipto cuando se nacionalizó el Canal de Suez, pasó también por Barcelona.
Ese es Siqueiros, el cosmopolita plástico de pinceladas políticas. A mediados de los años sesenta Manuel Suárez contrata a David Alfaro para realizar dieciocho obras de gran formato; piezas destinadas a realzar las paredes del salón de convenciones el cual se construía anexo al Hotel Casino de la Selva, en Cuernavaca, Morelos; pero después el proyecto se traslada a la capital para generar un mural de 237 metros cuadrados. A 43 años de distancia; el recinto cultural no sólo requiere de un millonario mantenimiento general, y un costoso mantenimiento anual.
Se prevé la posibilidad de cambiarlo de lugar, y de alterar no sólo sus indispensables funciones culturales, sino se amenaza con mutilar parte de la obra del posrevolucionario de metal y pinceles Grumbacher. Por eso el pasado sábado 17 de mayo de 2014, desde las once de la mañana, en un acto de conciencia social e histórica, la sociedad civil, espontánea, y a la vez organizada; porque se conjuntó el interés por la cultura, no el interés político, ni el interés de un partido, no el interés de los acaudalados, ni el interés empresarial, o la intención de magros intelectuales, desnutridos y paupérrimos -posando para la foto de ocasión-, porque el dinero para la cultura desde la institución oficial sólo beneficia a quienes halagan al sistema de gobierno; pero los creadores, críticos y comprometidos con la masa popular, esos quienes prefieren cambiar las tortillas por bolígrafos o los bolillos por tubitos de óleo los cuales Casa Serra ofrece inmisericorde a precio alto, todos esos quienes sin mirar su beneficio, sino el de la cultura, salieron a la calle de Insurgentes Sur, a mostrar su solidaridad con el legado de Siqueiros-Suárez, y salieron para hacer mostrar su voz: El Polyforum se queda… Enunciado que debió resonar en las oficinas delegacionales, y en los oídos de los zafios quienes tuvieron la ocurrencia de querer cambiar el patrimonio de la humanidad.